La actual crisis sanitaria relacionada al COVID-19 nos interpela a reflexionar y cuestionarnos asuntos centrales para los seres humanos: ¿Qué sociedad hemos construido? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué valoramos? Frente a tales preguntas, surge una realidad brutal: priorizamos lo individual frente a lo social y colectivo. Y en el escenario actual, esto se convierte en una amenaza para la salud y la vida de muchas personas.
Estas reflexiones, como equipo que trabajamos en pro del bienestar psicosocial, nos llevan a plantear a nuestra comunidad, otras interrogantes: ¿De qué sirve estar saludable si lxs otrxs se enferman (y mueren)? ¿Vale la pena tener todo nuestro ambiente desinfectado si a través de esta acción hemos dejado a muchxs sin los insumos para vivir en un ambiente libre de virus? ¿Entendemos que la razón del aislamiento social es cuidarnos unxs a otrxs, especialmente a las personas más vulnerables?
La crisis entre libertad individual y compromiso social se hace evidente frente a esta emergencia sanitaria. No estamos sólo ante una crisis médica, también frente a una crisis social e informativa. Por un lado, personas que pudiendo quedarse en casa no lo hacen, poniendo en riesgo a lxs demás. Por otro, personas que si no salen, no obtienen ingresos. El llamado es a cuidarnos entre todxs y a tomar conciencia colectiva de que si no colaboramos, será difícil controlar la propagación masiva del virus y todo lo que ya sabemos que esto implica (colapso del sistema sanitario y, por tanto, muertes).
Estos son momentos donde, más que nunca, necesitamos cooperar, ser solidarixs y empáticxs. No hay tiempo para dudar al respecto, están en juego ni más ni menos que la vida y la muerte. Nuestra invitación es a reconstruirnos como sociedad: a repensar qué es realmente lo esencial, a priorizar vínculos por sobre materialismo, a valorar lo colectivo y la comunidad, a amar y cuidar de la naturaleza, y a cuidar y cuidarnos entre todxs, solidariamente.
“La Conferencia reitera firmemente que la salud, estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, es un derecho humano fundamental y que el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo social sumamente importante en todo el mundo, cuya realización exige la intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de la salud.” (Declaración de Alma Ata, 1978)